EL VENADO DE ORO
Instalación de sitio específico. Galería Fabien Castanier. Bogotá, Colombia.2016.
A partir de un Viaje a Ecuador, para el desarrollo de un proyecto a presentarse en la XIII Bienal de Cuenca, Miler Lagos quedó impresionado con esa ciudad particularmente interesante por la presencia de los ríos que nacen en los páramos del Parque Natural El Cajas y que aún conservan, orgullosamente a su paso por la ciudad, sus venas abiertas mostrando su pureza y resaltando el respeto y la veneración que les rinden sus habitantes. Estas características hicieron que Lagos volcara su mirada hacia Bogotá, su ciudad natal, donde los ríos que dieron origen a la capital colombiana no corrieron la misma suerte.
El agua da forma a todas las cosas; y Bogotá no es la excepción. El mapa de la ciudad se dibujó en las faldas de los cerros de Monserrate y Guadalupe entre sus dos principales ríos, el Vicachá, llamado por los españoles rio San Francisco, y el San Agustín. El agua que descendía por sus cauces fue la fuerza motriz que dio energía a los molinos con los que se industrializó la harina de trigo, esencial para la fabricación del pan. Luego otros molinos se fueron sumando a lado y lado de estos ríos generando sueños de desarrollo con la producción de papel, pólvora y, finalmente, electricidad. Pese al ingenio en el aprovechamiento de sus fuentes de agua, a los habitantes de la antigua Santafé les faltó una visión a futuro que permitiera la conservación de sus principales arterias que, aunque resultaron canalizadas y sepultadas, fueron determinantes para el desarrollo y el trazado de la ciudad.
La cuenca de estos ríos recibió en otros tiempos el nombre de *‘El hoyo del Venado’* en referencia a una antigua leyenda que habla de la existencia de un tesoro Muisca, que incluía un venado de oro, cuyos cuernos fueron robados por un prófugo de la justicia que se refugió en una gruta del cerro de Guadalupe donde estuvo escondido el tesoro en tiempos de la colonia.
Es el agua la materia plástica que, a través de diferentes medios como el dibujo, la instalación y la escultura dan forma a esta muestra, y con la cual Lagos pretende darle vida a imaginarios y realidades que conforman las venas de la ciudad.
Texto por Julián Zalamea