CUARTO MENGUANTE

Instalación multimedia, plantas y fotografía. 2010

Instalación de 200 ceibas de pocos meses, acompañadas de un dispositivo de germinación de semillas, la proyección de imágenes de un archivo fotográfico y la fotografía de una enorme ceiba en el Amazonas.

Con la germinación de semillas de una planta de concepción sagrada como es la Ceiba, espécimen sagrado para diferentes culturas, extiende la idea de tradición, arraigo y misticismo en contraposición a la agitación producida por el desarrollo de la industrialización. Poniendo en evidencia la relación vital entre la naturaleza y el desarrollo.

En este proyecto Miler Lagos reflexiona en una vía novedosa sobre asuntos que han nutrido el cuerpo de trabajo que ha formulado hasta el momento. Entre esos temas se destacan la memoria, la energía, el tiempo y su relación con la imagen, así como con lo material e inmaterial y, en tanto, lo que se alcanza a nombrar y lo que no.

El planteamiento mecánico y constructivo que por lo general ha apoyado la inventiva de este artista ha hecho parte de ella, se destina en *Cuarto menguante* a propulsar una posibilidad de vida y a despertar, a través de las imágenes que esa operación genera, claridad acerca de la dificultad y la complejidad de las circunstancias en las que lo vital se enraíza y se mantiene para alcanzar la potencia que le permite expandir un sentido.

Con esa comprensión, Miler Lagos seleccionó a la Ceiba como articulador de su planteamiento. Este es el árbol sagrado del mundo prehispánico y el de muchas tradiciones africanas- y de otros orígenes- que se hibridaron con las herencias indígenas desde el inicio de la historia colonial en América.

También, por familiaridad botánica, la Ceiba es el árbol sagrado de diversos credos de la India. En sus distintas variedades, es una estructura grande y fuerte, de particular belleza, que se consolida en siglos en los que se arraiga a la tierra, mientras se comunica con el cielo y, simultáneamente, acoge en su espectacular cuerpo a los espíritus que protegen el lugar en el que se instala. Por esta misma razón, las culturas que tienen relación con organismos naturales de este orden se encargan de resguardarlos celosamente y de mantener viva la historia de su misión. Ellas sostienen además, que la Ceiba tiene la singularidad de comunicar y compartir sus conocimientos a las otras Ceibas que se encuentran próximas o distantes en un mismo territorio, para contribuir de esta manera a la salvaguarda de verdades, como a la gestión de necesidades.

Aún así, muchos de estos árboles has desaparecido y lo siguen haciendo, a causa de la creencia mística, la urgencia y la confusión que pueden arrastrar algunos proyectos industriales y empresariales. A pesar de que en el mundo actual la comprensión y respeto de los sistemas naturales como de las culturas y tradiciones que los conocen por historias ancestrales resulta fundamental, en un porcentaje muy importante, las formas de producción material siguen ligadas a convicciones contrarias que se consideran realmente técnicas o científicas.

No obstante, para las mas progresivas investigaciones de la ciencia en diversos campos, los códigos de interpretación ancestral se han convertido en guías de enorme valor. Ellos están contribuyendo a descifrar funciones y complejidades de la existencia que operan en interconexión, que las ciencias duras, en su positivismo, descuidaron y descartaron, perdiendo en consecuencia claves importantes que permitían acceder a los secretos del universo o de las manifestaciones de la energía o de la luz.

Por correspondencias y sincronías del pensamiento y en la observación es lógico que la creación artística contemporánea se involucre en la recuperación de esos valores e imaginarios. Sin ellos, no sólo se ha propiciado el extravío en medio de la tan anunciada homogeneidad, sino, que se ha dejado de entender la consecuencia catastrófica que ella comporta para la existencia vegetal, animal y cósmica en general.

Un proyecto como *Cuarto menguante* considera la relación frágil y al mismo tiempo sólida que existe, aún cuando no sea perceptible, entre los seres corrientes de las ciudades, habituados a la lógica del cemento y el ruido, y los más secos de la urbe, en su manifestación verde, humana, o sencillamente energética. En las instancias más concretas de los programas sociales no es corriente dedicar contemplaciones a los pálpitos invisibles o más débiles de la existencia y así, la idea que toma ventaja es la de la individualidad más patológica y, en esa medida, la de la desintegración. Desde un lugar opuesto, esta obra de Miler Lagos formula un artificio de grandes proporciones destinado exclusivamente a apoyar la germinación de semillas de una planta de concepción sagrada.

Lo que el artista fomenta a través de un dispositivo mecánico, es el ascenso de tiernos brotes de un ente importante para circuitos complejos, que sólo en cientos de años podrá convertirse en un adulto maduro. El suyo es un engranaje que señala tiempos e ideas desiguales, y que se concentra específicamente en la conciliación y el encuentro, como en propiciar imaginarios más ricos, profusos, interdependiente y fértiles.

Resaltar un proyecto como estos resulta de particular interés para esta sede de la Cámara de Comercio de Bogotá, que está comenzando a realizar un trabajo en la zona sur de la capital, con el que busca propiciar un relato distinto en el ámbito cultural, que precisamente toma como referencia a artistas como Miler Lagos, que han crecido y se han formado en los barrios de la zona. A causa de su experiencia, ellos han sido testigos y protagonistas de las problemáticas únicas del lugar, como de la dinámica que en él encarnan las nacionales. Pero también han sido portadores de ventajas que no se han engendrado en una totalidad propositiva, que conjugue realidades distantes y separadas, que reconozca y proteja potencialidades, tradiciones, sabidurías y valores desplazados o subvalorados, tal como lo propone *Cuarto menguante*.

Desde hace cinco siglos la historia planetaria no ha hecho más que revelar, aún entre las más cruentas guerras y discrepancias, caminos que se ensanchan y de aceleran en metas de integración y complementariedad. Entre penurias, esperanzas y proyectos de toda índole, se han surcado mares y océanos que fueron temidos sin que supieran o presintiera siquiera que, cuando ese miedo se venciera, por ellos navegarían los más violentos planes de colonización y esclavitud, y que, sin embargo, se encontrarían territorios, realidades y culturas que, aunque en un choque inicial se rechazarían, agredirían y abusarían, llegarían a enriquecerse las unas a las otras.

De igual manera, se ha explorado el espacio en distancias que ni la más aventurada de las fantasías hubiese sido capaz de intuir. El fin de esas misiones ha sido básicamente el de entender y potenciar la realidad terrena, a pesar de que no se descarten entre tantos programas, planes de enriquecimiento y colonización como los que pudo fomentar la expansión económica a través de los océanos. Sin embargo, mientras las miradas al entorno han ampliado los horizontes, los proyectos entre vecinos próximos, son todavía los más débiles y maltratados, y eso hace clara la carencia y desequilibrio de los más ambiciosos.

Las múltiples potencialidades de una misma ciudad como Bogotá, por ejemplo, permanecen desconectadas. La capital contiene centenares de micromundos ajenos, que contribuye a olvidar el relato dominante de la población, todavía minoritaria, con las mayores ventajas materiales. Artistas como Miler Lagos, hoy reconocidos por el sistema del arte a nivel internacional, hacen parte de una constelación que, estando cerca, no se ha destacado en su conjunto como si se ubicara a millones de años luz. El hecho de haber ingresado a un sistema validado como institucional descarta la significación de otro que no lo ha sido y que ha aportado nutrientes y razones de ser a sus planteamientos.

El efecto que una consideración de éstas acarrea al nivel de comunidad es similar al del olvido del gran significado que se le da a la Ceiba en donde se le conoce y entiende. En oposición a ese tipo de actitudes, el propósito de este programa de la Cámara de Comercio de Bogotá es reconocer, para integrar respetuosamente, y ofrecer así aportes para la construcción de una narrativa más capaz y amplia. Las condiciones actuales de cambios y encuentros pueden ser quizá algo como el Cuarto menguante de nuevas maneras de comprensión, que deberán abonarse y acompañarse con cuidado y atención.

María A Iovino”